Hay un mundo allá afuera

Esta manía de pensar en blog. En hacer que las cosas pasen más dentro de la pantalla que afuera me está preocupando. El otro día discutíamos con otra amiga bloguera de que existen dos clases de blogueros/as: aquellas que si cierran el blog les cambia la vida y las que no.

Personalmente siento que mi blog es parte de mí, es un reflejo de lo que me gusta mostrar, que por lo general es honesto. Pero mi vida no cambiaría si por algún motivo, razón o circunstancia decido cerrarlo. Mis amigos no están en el ciberespacio, no dependo de mi blog para conocer gente ni para satisfacer más allá que mi necesidad de que mi voz llegue más lejos.

Empecé en esto porque quería publicar. Mi primer post era de poesía y quería que la leyera el mundo entero. Se suponía que iba a ser mi medio de que mi palabra alcanzara distancias inimaginables. Y así fue. Al menos eso creo. Luego, claro, derivó en un cuasi diario de vida-comentario de actualidad-publicación de relatos pero que funciona en mi prisma.

Pero… luego del concurso conocí el término “fama bloguera”. Y me pregunto quién de los que está allá afuera tiene un blog para ser famoso. No sé… quizás sean muchos/as, tal vez mi contador y el ranking en blogaxia están en mi blog porque yo también busco un poco de eso. No creo que sea mala cosa. Pero… ¿vivir para eso? (plis, restarse aquellos que viven de eso, que no es lo mismo).

Mi blog es actualizado una vez al día. Como este, con la diferencia que si un día no estoy o no quiero, no pasa nada. (Acá somos más disciplinadas y nos organizamos para que no falle la cosa). En mi casa rara vez prendo el PC, sólo para pitutear o tal vez conectarme al msn y hablar con aquellos que sólo pillo de esa manera.

No sé. Pero esto de escuchar de gente que vive diciendo cuántas visitas diarias tiene, de que se quedan hasta la madrugada conectados leyendo blogs (descuidando así personas de carne y hueso) o buscando la “fama bloguera”, me hace pensar. Para mí, por muy entretenido que esto sea, por muchas de las maravillosas personas que he conocido a través de mi blog o el de las MCH30, no deja de haber un mundo allá afuera.

Y es mil veces mejor que el que está en la pantalla.